sábado, 30 de agosto de 2008

SERES HUMANOS

En una larga espera de una cola, se me ocurrió pensar. Se me pasó por la cabeza divagar sobre el grado de organización de nuestra especie biológica (HOMO SAPIENS). Es prodigioso. El ser humano ha construido estructuras de cooperación de unos seres humanos con otros. Estructuras sanitarias, sociales, religiosas, económicas, culturales, políticas, educativas, etc, etc. Muchas estructuras de la más diversa condición. Muchisimas estructuras, y con demasiada frecuencia tan inhumanas, tan despiadadas, ..... . Creo que con demasiada frecuencia se diseñan dichas estructuras, pensando en un colectivo, en los otros, en los demás, no en seres humanos concretos, cercanos y queridos, y por eso, con tanta frecuencia resultan tan crueles, tan alienantes, tan castrantes. No se diseñan pensando en un ser humano, en uno mismo, con todo el derecho a un trato, humano, digno, considerado, respetuoso, con un trato lleno de cariño y ternura. Y de todas esas estructuras solo pueden obtenerse destellos de humanidad y afecto, cuando un ser humano se coloca ante otro ser humano, y se olvida que no está en una estructura, sino ante otro ser humano, ante si mismo.

jueves, 28 de agosto de 2008

ÓPERA en VEOTV

Hace unos meses estoy viendo los domingos en VEOTV, emisiones de operas. Algunas de esas emisiones son grabaciones de representaciones de opera de SALZBURGO, supongo que de su fantástico festival. En concreto me refiero a las puestas en escena de varias óperas de MOZART. Escribo sobre un montaje de varias operas cortas como La OCA del CAIRO. También una representación de EL RAPTO del SERRALLO. Tanto las protagonistas femeninas BLONDE y CONSTANZE, como los masculinos, BELMONTE y PEDRILLO estaban vestidos de novios. Si mal no recuerdo, EL RAPTO EN EL SERRALLO es un singspiel. Una obra que tendría que ser divertida, ágil, asequible al gran público, y muchas más cosas. Parece que esa es la idea de MOZART al componerla. Los decorados me parecieron anodinos, y el movimiento escénico ininteligible. Supongo que era un montaje demasiado complejo intelectualmente para que yo pudiera captar toda su profundidad, todas sus sutilezas y toda su intensidad. Si, me confieso incapaz. ¿Qué hacía esos niños vestidos de novios? ¿Qué hacía uno de los protagonistas violando a otra de las protagonistas? ..................., bueno, tengo muchisimas más preguntas para poder comprender tanta complejidad conceptual. He visto otros montajes de EL RAPTO del SERRALLO, y he disfrutado mucho, este me ha resultado incomprensible y feo. Si, ya sé que es un montaje, muy moderno, muy rompedor y muy vanguardista. A mi, solo me pareció feo y aburrido. No me conmovió, no me indignó, no me irritó, no me escandalizó, no me hizo, ni sentir, ni pensar, ni reflexionar, ni me hizo reir, ni ......, solo me aburrió. Los momentos en que cerré los ojos, si que me hizo sentir, me hizo pensar, me divirtió, y me llenó de sensaciones intensas, profundas y agradables. A la música de MOZART, no le hizo falta aquel montaje. No tengo muy claro de que al montaje le hiciera falta la música de MOZART. Un GALIMATÍAS más. Otro más de los que en el mundo han sido y seguirán siendo. Este último domingo en VEOTV, se emitió una ópera: "UNA VUELTA de TUERCA", de BENJAMÍN BRITTEN. Me gustó la puesta en escena, me pareció hermosa. DISFRUTÉ, me hizo pensar, sentir, reflexionar y eso es importante para mi.

lunes, 25 de agosto de 2008

CÓRDOBA

Ya veis que sigo con mi euforia de CÓRDOBA. Debe ser una adicción. Pero no os podéis hacer una idea, de lo que me hace disfrutar. Esta vez me ha salido muy topicazo, o muy tipicazo, muy en plan LORCA, pero por favor, dejadme que en esta ocasión, caiga en la tentación.

domingo, 24 de agosto de 2008

CÓRDOBA

Cada vez que paso por CÓRDOBA me pongo frenéticamente a hacer fotos. Cada vez es más intenso el frenesí. A veces mi madre mi mira como si yo estuviera poseido por una fuerza maligna. No comprende muy bien, como llevando toda la vida paseando por las mismas calles, de repente, me ponga a sacar fotos con un afán arrebatadoramente enloquecedor.

Sin comentarios ~ BOUTADE

POLÍTICA:
Hecho que se produce, cuando un motón de señores que no conoces de nada, tratan de convencerte de que van a solucionar todos los problemas.

viernes, 22 de agosto de 2008

CINEFILIA

En estos últimos días he visto cine. ESTA TIERRA ES MÍA, de Jean RENOIR, (1943) Charles LAUGHTON y Maureen O'HARA. He disfrutado mucho y me ha conmovido. Las lágrimas se me han saltado en varios momentos de la película. También he visto JOHNNY GUITAR, de Nicholas RAY, con JOAN CRAWFORD (juanito guitarra, creo que es mejor no traducir). Con esas escenas cargadas de tensión que cortan la respiración. Acabo de ver LA EXTRAÑA PASAJERA, con BETTE DAVIS, de nuevo Bette Davis, me ha metido en la película y me la ha hecho vivir como si fuera real. Es como volver a ser adolescente, cuando me quedaba arrobado con las películas de BETTE DAVIS. Realmente el cine es mágico si la película consigue que entres y te quedes dentro hasta el rótulo de FIN. También me pasa con el cine actual, como con la película, creo que suiza, VITUS. Me metió tal emoción que consiguió arrancarme lágrimas. ¡Qué bueno es emocionarse! Antes tenía tendencia a decir:¡Qué buena es la película!, cuando me gustaba mucho. De tal forma que lo que me gustaba era bueno, y lo que no, malísimo. Ahora solo digo: "Me ha gustado, he llorado, he reído, me ha emocionado mucho, me ha conmovido, me ha hecho pensar, ..... " No me importa mucho que se considere bueno o malo. Para eso ya están otros, yo prefiero disfrutarlo. Y si alguna vez se me escapa, me siento como un INQUISIDOR, cosa que no me gusta mucho. A fin de cuenta no tengo ningún conocimiento técnico de cinematografía, ni de música (no sé ni leer, ni escribir música, y realmente lo siento como una gran carencia), ni de literatura. ¿Cómo puedo entonces opinar de ese tipo de cosas? Como tampoco podría opinar sobre un artículo científico sobre medicina, pongo por caso. Ver una película en casa, sin publicidad, y estar completamente metido en ella, es uno de mis grandes placeres. La vida tiene muy buenos momentos. La vida merece la pena ser vivida. Los momentos felices van y vienen, por eso hay que procurarse los más posibles. Recordarlos cuando no se tienen, pensando que volverán a llegar. La vida cotidiana, gracias a DIOS, puede tener momentos mágicos, de plenitud, paz, serenidad, y a la vez de una gran intensidad.

MÚSICA de nuevo

Definitivamente, la música es uno de mis grandes surtidores de placer. Me hace sentirme optimista y vital, es como un amigo que te saca de los malos momentos.

jueves, 21 de agosto de 2008

¿Qué fue de baby JANE?

He vuelto a ver la película de nuevo. Me ha impactado tanto como la primera vez que la vi. Me parece una película aterradora y estremecedora. Y sin que haya en la película casi nada explícito. He apartado la mirada de la pantalla en más de una ocasión JOAN CRAWFORD y BETTE DAVIS una vez más me han sobrecogido. BETTE DAVIS fue una de las actrices que en mi adolescencia me subyugaba. Veía absorto sus interpretaciones. Y aun veo sus películas con ese toque de fascinación que siempre ha tenido para mi el cine de esa época.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Hay cosas importantes y gozosas

Creo que, en general, todos estamos immersos en nuestras vidas cotidianas. Podemos padecer con ello, o simplemente disfrutarlo. Hay mucho de disfrutable en nuestras vidas cotidianas. Algunos placeres prosaicos, como encontrar un servicio cuando uno tiene una necesidad imperiosa. Otros menos prosaicos, como ir cargado de la compra del supermercado; tener prisa por llegar a casa, encontrar todos los semáforos en rojo, ir agobiado, clamar al cielo, y de repente, mirarlo. Mirar el cielo, cambiar el chip y sentir, que maravillosos colores tiene hoy el cielo, por eso estaban todos los semáforos en rojo, para que pudiera disfrutarlos. Ese cambio radical de estar agobiado a quedarse absorto en los colores del cielo, es un gozo. Otro placer es abstraerse de esa cotidianeidad, y dedicar unos minutos a algo que es importante y que está fuera de esa cotidianeidad. Cosas como escribir una carta a un amigo, hacer un escrito de protesta por la desaparición de LA NOCHE CROMÁTICA, sacar tiempo para hacer una llamada de telefono largamente postpuesta, simplemente rezar, .... . Realmente hay cosas importantes en la vida, realmente es gozoso dedicarle alguna vez, algún tiempo a ellas.

HOY

Hoy mi día ha sido tranquilo, sereno, sosegado. Por dentro me ha salido una sonrisa un poco boba. De esas que me gustan tanto.

martes, 19 de agosto de 2008

YO

Soy un hombre corriente, pero eso no me impide vivir y sentir cada uno de mis días, totalmente diferentes, los unos de los otros.

¿Y quién quiere ser normal?

Se habla bastante de esas cuestiones de género y demás. De lo que es normal y de lo que no es normal. PAra mi lo normal es lo que ocurre más veces, y lo que ocurre menos veces, no es normal. Los inquisidores modernos paracen empeñarse en rasgarse las vestiduras, cuando alguien dice:" No, eso no es normal" Como si decir que algo no es normal, fuera decir que algo o alguien es malo o negativo. Yo soy un hombre normal y corriente, y no me importaría ser anormal, no me importaría no ser normal. MOZART no fue normal, fue anormal, fuera de la normalidad por completo, y eso no significa que lo que fue MOZART se algo negativo o malo. A veces me pregunto, pero, ¿quién quiere ser normal?, ¿por qué todo tiene que ser normal? Lo normal, no tiene que ser lo mejor, necesariamente. ¿Por qué entonces hay que normalizar todo? A mi me gustaría ser anormal, a mi me gustaría ser fuera de lo normal. Bueno, vale, lo soy y lo asumo, ¿qué pasa? No puedo tener la ilusión de ser anormal. PAra que todo sea normal, a veces, o con mucha frecuencia, se retuerce una y otra vez el lenguaje para no decir las cosas como son. Se teme a las palabras, pretendiendo que, al esconder la palabra, desaparezca el concepto, lo que dicha palabra significa. Hacemos desaparecer la palabra y el sentimiento desaparece. ¡¡¡¡¡Qué fácil!!!!! y que falso.

lunes, 18 de agosto de 2008

MARÍA OSTIZ ~ Mi música

Las canciones de Juan Carlos Calderón aparecen citadas en una entrada del BLOG: "El Rincón del Pocho". Poco a poco he ido leyendo detenidamente las entradas del blog, e incluso haciendo algún comentario. Me parece muy interesante. Me gustan las canciones de Juan Carlos Calderón y sus intérpretes más habituales. Esto me sirve para evocarme a mi mismo, a los recuerdos musicales que yo tenía, y que mayormente tengo aún. Mi cantante favorita de aquellos años era sin duda MARI TRINI. No era la única. CECILIA, NACHA GUEVARA y MARÍA OSTIZ. Con la expresión: "Aquellos años", me refiero a la época en que yo tenía entre diez y veinte años, más o menos entre los años 1972 y 1982. No era la única música que me interesaba. Lo que se llama MÚSICA CLÁSICA, me interesaba y me apasionaba lo mismo. Me interesa y me apasiona lo mismo. Pero centrémonos en lo que se da en llamar MÚSICA MODERNA. Me ha interesado siempre mucho más la música española y la música francesa: Jacques Brel, Gilbert Becaud, Charles Aznavour, Mireille Mathieu, y muchos más, Johnny Holliday más bien poco. The BEATLES, Rollings Stones, Status Quo, y demás nunca me interesaron mucho o nada. Me decían más bien poco. Recuerdo que me costaba trabajo reconocerlo en público. Supongo que entonces también existía LO POLÍTICAMENTE CORRECTO. Cuando lo comentaba con algún compañero, había rasgadura de vestidura y escándalo en general. Pero yo lo sentía así. Me decían poco o nada The BEATLES, Rollings Stones, Status Quo, etc. Yo escuchaba Je suis malade, y se me ponía la carne de gallina, me conmovía tanto que lloraba, las lágrimas me salían a chorros. Aún hoy la canción JE SUIS MALADE, me estremece. No era la única canción que me sacudía tan fuertemente mi interior. NE ME QUITTES PAS, JE PARTIRAI, y otras me hacían el mismo efecto. Nunca ninguna canción de esos grupos ingleses me hizo sentir nada de eso. Esos compañeros que se rasgaban las vestiduras cuando les hablaba mis preferencias, me llamaban de todo, con frecuencia ignorante. Ignorante sigo siendo, eso lo tengo claro. Por ejemplo, sigo sin saber ni leer, ni escribir música. Cosa que siempre ha sido un anhelo en mi. No me siento obligado a sentir lo que se supone tengo que sentir escuchando una canción, porque a todo el mundo le parezca maravillosa. Entonces me hacía sentirme raro, incómodo, fuera, aparte, y desencajado. Escribo desencajado, en el sentido de no encajar. Ahora no me hace sentir nada de eso, solo esbozo una sonrisa de ternura. Ternura hacia el adolescente desencajado que fui. De entre esas cantantes, retomo la cuestión, mi favorita, fue y sigue siendo MARI TRINI. Sin embargo, siento una ternura especial hacia MARIA D. OSTIZ. La D., la he puesto porque recuerdo haberla visto entre paréntesis después del título de alguna canción suya. Esa querencia especial me la hace sentir, su falta de puesta en escena, su falta de pretensiones, salvo la pretensión de simplemente cantar y comunicar sus canciones, sus vivencias y sus sentimientos. Solo la voz y una guitarra. Es decir cantar sin postizos, una canción es una canción, no hacen falta luces, no espectáculo añadido. Una canción en estado puro. Y yo cada vez más admiro el estado puro, la sencillez y la simplicidad. Recuerdo que compuso una canción que yo escuché una y otra vez que se titulaba: " Un pueblo es ... . " Recordando esa canción, reflexiono sobre la situación actual. El hecho de que los políticos se empeñen en que desconfiemos y despreciemos a nuestros vecinos, simplemente por no ser nosotros, sino por ser otros. Yo sigo creyendo en que el vecino y yo somos nosotros. Creo en el nosotros. Mis vecinos y yo somos nosotros.

domingo, 17 de agosto de 2008

EL ÁNGEL ~ TEATRO

EL ÁNGEL (Fábula en teatro) De Antonio Sebastián Aragón Gotarredona Angustia, dolor, desesperación, gritos, llantos, desgarros, pánico, desolación todo eso y mucho más dentro del alma de la mujer que sale al escenario. Llora destrozada por el espanto que ha soportado. Mujer: ¡¡¡Dios mío!!!, ¡Socórreme!. Me han destruido. Han asesinado a todos, me han violado y ya no me queda nada. ¡¡¡¿Por qué Dios mío, qué mal hicimos?!!! Más que llanto, son gritos de un dolor insoportable, el quejido del peor de los quebrantos. Mujer: Jamás hicimos daño a nadie. Y mis hijos, descuartizados como reses en el matadero. ¡¡Dios mío, ayúdame!! Aparece en escena un hombre, que muy serenamente se dirige hacía la mujer, ella espantada huye llena de horror. Él se detiene y comienza a hablar. Al correr ella tropieza cae al suelo, se resguarda en un rincón acurrucándose e intentando protegerse con los brazos Ángel: Espera, estoy aquí para ayudarte. Tu nos has pedido ayuda y me han enviado para confortarte, porque tu invocación nos ha estremecido. El ángel y la mujer permanecen mudos e inmóviles. Ella en medio de tanta crueldad, de tanto sufrimiento, de tanta maldad, de tanta locura brutal y despiadada, no sabe como reaccionar, pero nota en seguida que él es la primera persona en mucho, muchísimo tiempo, no se le muestra hostil, ni agresivo, y muy lentamente se va deshaciendo su pánico, él sigue impasible. Poco a poco ella va serenándose. Él la mira con una inmensa ternura, con un inmenso amor, y completamente estático. Por fin, ella rompe a llorar. Él continúa mirándola con toda la dulzura, y va acercándose con una ligera cojera y lentamente hasta llegar junto a ella. Se sienta en el suelo junto a ella y la abraza mientras ella sigue llorando. Mujer: Ya no tengo miedo. Se oyen disparos, cañonazos y fuego cruzado muy cerca. Permanecen abrazados y serenos. Mujer: Ya no tengo miedo. Ángel: ¡Claro, no te lo dije!. Mujer: Sin embargo, sigo sintiendo tanto dolor, continúo estando rota. Ángel: Pues mejor que no te acostumbres, porque eso es fatal. Uno toma el hábito, y ya no se lo puede quitar uno de encima en la vida. Cuando uno se acostumbra a ser infeliz, ya no puede dejarlo; es una de las peores adicciones que hay. Que todo el mundo ve y nadie toma en consideración. ¡Lo que hace la rutina!. La mujer sigue acurrucada en él, no obstante, casi no puede creer lo que dice, no puede creer que este hablando sobre su dolor que es inmenso. No comprende porque ella habla de violencia de sangre, de crimen, de sufrimiento, y a él solo se le ocurre hablar de rutina, quiere indignarse, sin embargo, cuando intenta separarse de él para replicarle, siente miedo y no puede, permanece en su regazo. Silencio. Por fin consigue distanciarse. Por fin se decide a increparle, a echarle en cara su superficialidad. No puede hablarle con acritud, y habla serenamente. Mujer: No deberías hablarme de rutina cuando yo no siento nada más que rabia, dolor y sufrimiento. Tu tienes que consolarme. Estás aquí para que yo me sienta mejor Ángel: ¿Por qué?. Tu te sientes mejor. Antes de llegar invocabas a Dios pidiéndole que te hiciera sentirte mejor, que te ayudará. Ya lo tienes y aún no estas conforme. ¡Que pronto te has acostumbrado a sentirte mejor!. ¡Ala!, y enseguida a pedir más. ¡No, si te digo ... .!. !Hay que ver como sois aquí!. Enseguida la rabia y después la venganza seguro. Mujer: Bueno, tampoco es para ponerse así. Me han violado, han matado a mis hijos, a mi marido, a mis padres, a mis suegros, y estoy desesperada. Ángel: Quizás, no he estado muy acertado. De todas formas, tanto como desesperada, descolocada me parece más acertado. Mujer: (Irritada) Si, desesperada, destruida, destrozada. Ángel: Pero, ¿por qué?, ven aquí mujer, ven a mis brazos, cuéntame, yo te consolaré. Ella no va a sus brazos. Mujer: Me siento sucia y sin valor, rezumando dolor. Ángel: Si, eso lo entiendo muy bien. Pero desesperanzada no, yo estoy aquí para eso. Yo te voy a curar. Mujer: No has empezado demasiado bien. Ángel: Si. No te digo que no. Hago lo que puedo. Mujer: ¡Qué va a ser de mi ahora!. No me queda nada más que la desesperación. Ángel: No te preocupes ya nunca más del pasado, tienes que dedicarte a partir de ahora a vivir. ¡A vivir, que son dos días! La mujer lo miro sin dar crédito a lo que está oyendo. Mujer: ¡¿Cómo puedes decir eso si ya no tengo vida?!, ¡¿qué vida voy a vivir?!. Si no me queda ya. La mujer se ve inmersa en tanto horror que no comprende nada, no sabe porque el ángel le habla de rutina. Ella no quiere sentir nada de eso y dentro de su dolor escucha lo que dice el ángel casi sin entender nada. No puede comprender como puede hablar de esas cosas con ella. Ángel: ¿Por qué me meteré yo en estos fregados?, ¡Si yo ya no valgo para esto!, ¡con lo bien que estoy yo ya allí!, ¡si a mí no se me ha perdido nada aquí!. ¡Ya me tocó a mí en su día, y ya tuve yo más que suficiente con lo mío!. Pero Él no. Dale con que esto es asunto de todos, y que si se nos ha perdido algo. Él no para de decir, que se nos ha perdido todo aquí. No, si yo comprendo que Él tiene razón. ¡Pero, es que no hay quien los haga entrar en vereda!. ¡En fin!, ¡paciencia!. ¡Sigamos!. (Hasta ahora está hablando como para sí. A partir de aquí, se dirigirá a la mujer). ¡Vamos a ver! ¿qué es lo que lo que te ha pasado, a quién has perdido?. Cuenta, cuenta. Bueno yo ya lo sé, pero tranquilízate y habla. Empieza por el principio. Mujer: Aún no sé si todo ha sido cierto. No soy capaz de asimilar bien todo esto. Si todo esto me pasara todos los días, supongo que reaccionaría de otra manera. Si muriéramos de vez en cuando, entonces todo sería distinto. Si puede que todo sea cuestión de costumbre al fin y al cabo. Me siento tan inmensamente mal, que no doy abasto. Mi marido murió el primero. Ángel: Continúa, continúa. Cuenta, cuenta. Mujer: Desde ese momento, todo fue horror, hasta que tu llegaste. Casi no puedo recordar. Recuerdo claramente dos cosas, mi marido envuelto en sangre, un tiempo interminable de horror. Los cuerpos fríos y húmedos de todos, más horror, y un caminar sin fin también lleno de horror. Sólo horror y cansancio. Ángel: ¿Y tu sufrimiento, donde está, qué lo produce? Mujer: Está siempre dentro por culpa de sus ausencias. Ángel: Pero bueno, pero bueno. Tu marido no te amaba. Mujer: No, pero yo si a él. Ángel: ¿Es suficiente razón?. En vida, también tenías su ausencia. Mujer: Si. Pero yo le amaba. Ángel: ¿Seguro? Mujer: Si, yo le amaba. Ángel: ¿Le amabas? Mujer: Si, yo le amaba. Ángel: Creo que ha quedado claro que tu le amabas, ahora, explícamelo bien, puede que así consigas tu comprenderlo mejor. Porque yo ya lo sé todo, soy un ángel. Mujer: (Con la impresión de estar absolutamente sola) Es una alucinación. Las preguntas me las hago yo sola. No hay nadie. Es la única salida. Hablar. Quitarme el miedo de encima. Aniquilar el dolor. Seguir. (Oye la voz del ángel, habla consigo misma, como si la voz surgiera de dentro) Ángel: Continúa, cuéntame de él. Mujer: Le amo. El amor permanece, lo más que puede hacer es aletargarse, invernar no morir. El amarlos me da vida, y su amor fuerzas. Vivimos para amar. Somos para el amor; y lo he visto todo roto. No, no te quiero contar nada. Lo que importa es el amor sentido, el amor vivido. ¡Qué más me da ahora mismo si me amaba él!. Eso no me reduce el dolor. Ángel: Ya lo sé. Sobre todo yo lo debería saber. Mujer: Ahora me siento serena. Ángel: Ellos no sufrieron. Fue instantáneo. Mujer: Uno de mis hijos empezó a odiarlos y mi marido también. (Sonriendo). No sé si fue de repente. Empezaron a odiar sin ninguna razón, o por las mismas que antes no lo habían hecho. Ángel: ¿Estás bien? Mujer: Creí que lo sabías todo. Ángel: Era una pregunta retórica. Mujer: ¿Lleva acento retórica?. Ángel: Estás hablando de amor y de golpe me sales con eso. Mujer: Si hubiera alguien aparte de mi, comprendería el comentario. Puesto que no es así, puedo permitirme el lujo de salir con lo que quiera. Ángel: Se supone que estoy, y que te ayudo. Mujer: Las dos cosas están por ver. Al llegar al límite ha de ayudarse una misma, y los ángeles no están en la tierra. Ángel: Siempre me han gustado las mujeres con carácter, bueno antes, cuando ... . Mujer: (Continúa hablando para sí, interrumpiéndole) Ignoro como se puede amar u odiar alguien que no se conoce. Se puede hacer. A mi no me sale. El odio corroe, hay que desprenderse a toda costa de él. De repente, nos empezamos a matar. No sé reaccionar, ni sé hablar. No es serenidad, es un cansancio extremo. Quiero dormir ya, lloraré luego, cuando me despierte. Una luz es arrojada sobre el ángel, el resto está en una oscuridad completa. Ella duerme. Suena el aria de «Norma» «Dormono entrambi ... . Teneri figli miei» El ángel recoge a la mujer, la abraza y la apoya en su regazo. Acaba la música. Todo está oscuro. Ella duerme plácidamente. Espantosos sonidos de lucha, gritos de sufrimiento, tiros, cañonazos, guerra. El sonido se va amortiguando y mezclándose con el aria de «Norma» «Guerra, guerra, sangue sterminio ... .» Al final queda el aria. Despierta. Mujer: Estoy viva. Ángel: He escuchado el horror durante toda la noche. Te he velado. Mujer: Dado que no existes, te lo agradezco. Ángel: Todos lo llevamos dentro. Por eso no comprendo como se puede llevar dentro lo que he vivido esta noche. ¡Dios mío! Mujer: Dios no tiene que ver nada con esto, han sido los hombres, que no lo han visto entre ellos. No es bestialidad, no es animalidad, es maldad. Los animales no actúan con maldad, siguen su instinto. No hay maldad. Ángel: Dios es un ser extraño. No tiene maldad. Es el perpetuo amor expectante. Es el espectador eterno. Espera que actuemos como Él. No me extraña que necesite toda una eternidad para contemplarlo. Mujer: Maldad. No me extrañaría que después de todo los demonios existieran. Ángel: ¡Ah!, y nosotros no. Mujer: Es Dios el que existe. Como un amasijo de efluvios malignos y de esencias benignas debe ser el hombre, todo tan revuelto, que nunca se sabe que es lo que va a surgir. Siempre de repente. Debe costar demasiado separarlo todo, ponerlo todo en orden para preverlo. Ángel: Acostumbrarse a lo imprevisible, rezar para que no te toque, y si llega dejarlo atrás cuanto antes. Mujer: No es muy reconfortante, creí que habías venido para eso. Ya da igual, tanto dolor, tanto sufrimiento acaba quitarte el miedo. Después no tienes nada que perder, y te queda la serenidad, el sosiego, o la indiferencia. He llegado a esa etapa después de haber dormido en tus brazos. Ángel: Entonces existo. Mujer: Pudiera ser que, al fin y al cabo, fueras un ángel, pero de lo que no hay duda es que, lo que si eres, es un vanidoso de mucho cuidado. No me interrumpas. Déjame hablar conmigo misma, es lo que me queda. Ángel: Perdona, perdona, empero que lo sé todo, resulta cargante oír siempre lo que se conoce. Mujer: Seguro que moriste de pura autocomplacencia, de autosuficiencia. Ángel: Tampoco hay que ser desagradable, ni descortés. Mujer: ¡Qué desfachatez!. Déjame conmigo. Ángel: No puedo, he venido para no dejarte contigo. Mujer: De acuerdo, pero molesta lo imprescindible. Sólo eso. Ángel: Lo procuraré. Mujer: ¿Están ellos allí? Ángel: Si. Mujer: Los amo. ¿Me amaba él?. ¡Qué más da!. Me he sentido amada. He sentido la felicidad por ellos, y ellos a través de mí. Ya está porque nuestra medida es el amor. Ya no tengo miedo, gracias por todo. Puedo irme, ahora puedo. Dime otra vez. ¿Están todos bien y allí?. Ángel: Si. Mujer: Es lo único que necesito. No tengo miedo. Se va con paso firme, seguro y sosegado. Es completamente de día. Los sonidos del campo se perciben en primer plano. El ángel se comunica con ellos. Les indica que se escondan para darle una sorpresa, va de un lado a otro diciéndoles como la van a recibir cuando regrese. La mujer desaparece de escena. El silencio se hace. Aparece ahora en primer término el aria de bajo de la cantata 36 de J. S. Bach «Willkommen, werter Schatz». El ángel sigue dando las instrucciones a todos, que pueden verse o no. Sobre el aria suena una ráfaga de ametralladora y dos tiros secos y aislados. Termina el aria y aparece la mujer de nuevo. Ángel: ¡Ea!, pues ya estamos los dos igual. Cierra los ojos. Ábrelos cuando te diga. (Reaparecen la música y todos los que se habían escondido, vistos o no, se sitúan alrededor de ella). Ya. (Regocijo y alegría por doquier. Escena muda sobre fondo musical. Se abrazan, ríen, lloran, juegan, saltan, ... . El aria se acaba y el telón baja) FIN

sábado, 16 de agosto de 2008

CHUECA, Federico

El día dos de julio vi la representación en el Teatro de la Zarzuela de dos obras de CHUECA. Parece ser que como conmemoración del centenario del compositor. Se trataba de la puesta en escena de estas obras: El BATEO y DE MADRID A PARIS. Me gustó la representación. Conocía EL BATEO, de DE MADRID A PARIS, no sabía nada. Me pareció un hallazgo. Muy bonita obra. No obstante, pensé que para conmemorar el centenario de CHUECA, es poca cosa. Me parecía más apropiado haber hecho la integral de la obra de CHUECA. Los decorados no me parecieron hermosos, pero si eficaces y permitían ritmo bastante ágil. El movimiento de los actores me gustó. Me pareció que había demasiada gente, pero funcionaba. El teatro estaba practicamente lleno. Me pareció una representación divertida, con gracia, entretenida y me alegré de haber ido. Al día siguiente fui al Teatro INFANTA ISABEL. Se representaban dos tonadillas escénicas de BLAS de LASERNA. El montaje se llamaba: AL FIN VENCE LA MUJER. Los artistas fueron la COMPAÑÍA LÍRICA "MADRID COYESCO". La dirección escénica fue de GERMÁN TORRELLAS. La representación era mucho más modesta, con muchos menos medios económicos. El señor TORRELLAS, nos explicó de forma muy clara y muy concisa lo que íbamos a presenciar, el contexto histórico y su motivación personal. Después la representación. Cálida, muy divertida, elegante, íntima, cercana, adorable, con mucho encanto, y que a mi, personalmente, me captó por completo. Estuve pendiente de principio a fin, de lo que pasaba sobre el escenario. No había mucho público. Salí de la representación como en una nubecita. Una representación modesta y sin desperdicio. Modesta y absolutamente ideal. En el camino de vuelta, estuve pensando porque me había enganchado totalmente esta representación y la del Teatro de la ZARZUELA, aunque me gustó mucho, no me atrapó tanto. Existe algo que no puede dar el dinero. Hay una cohexión en un montaje, que no depende siempre de los medios. Se consigue de otra manera, por ejemplo, creyendo profundamente en un proyecto, haciéndolo con cariño, con ganas de hacerlo comprender, de que el público se divierta, de transmitir el entusiasmo que se siente con el propio trabajo. ..... . Eso por mucho dinero que haya no siempre se puede conseguir. Hay montajes muy caros que vas a verlos y te deslumbras, pero te quedas fuera, no te implicas, no entras, son fríos, frigidos, distantes, y solo sales deslumbrados como si te hubieran puesto delante las luces largas de los faros de un coche. Si, te deslumbran, pero no van mucho más de eso.

jueves, 14 de agosto de 2008

¿SOY RARO?

A veces creo que siento lo mismo que pienso podría sentir CASANDRA. CASANDRA, aquella a la que los dioses le dieron el don de la profecía, de la adivinación, y el castigo de que los demás no la creyeran. A veces, siento que estoy gritando eso de:" El rey está desnudo, el rey está desnudo,..." Y nadie escucha. Me siento minoría muchas veces, me siento invisible. O tal vez tenga un EGO desmedido, o exageradamente individualista. Tal vez me creo mucho más importante de lo que soy. A veces vivo estas cosas con cierto desasosiego, con cierta angustia interior. Al instante siguiente pienso que ser minoría es divertido. Luego me sigo riendo cada vez más. Me digo que se sea de una manera o se sea de otra, los instantes de desasosiego siempre se tienen. Si no es por ser minoría es por ser mayoría, sino es por una cosa es por otra. Por último me carcajeo un buen rato. Y termino como nuevo.

LA NOCHE CROMÁTICA

Esta noche en el programa " LA NOCHE CROMÁTICA " (que ha sido, como de costumbre, un programa que he disfrutado mucho) han emitido una maravillosa obra de LUIS de PABLO. Reconozco que la música de LUIS de PABLO no me gustaba el principio. Vi la representación de su ópera "KIU" en una retransmisión de televisión. Eso fue cuando yo iba al instituto (ahora tengo 46 años). Me quedé fascinado con la obra. No sé a que interruptor interior se tocó, pero fue todo un descubrimiento. De repente, mis oidos se abrieron a toda la belleza de su música. ¿Fueron las obras anteriores que escuché en RADIO DOS? No sé porqué. Tampoco importa. Es mas música para tener momentos felices en la vida.

miércoles, 13 de agosto de 2008

URBANIDAD

Cada vez soporto menos la violencia, la brutalidad, la falta de respeto y de consideración. Me molesta indeciblemente en la realidad, y también en la ficción. Más que molestarme me siento agredido, me siento ofendido. En algún instante he pensado que si la única forma de ser original y transgresor para algunas personas es esa; esas personas no dan demasiado de si.
Claro que a continuación, mientras escribo esto, me estremezco a mi mismo. Me siento abrumado pensando que tal vez yo también actúe de forma violenta, irrespetuosa, descortés o desconsiderada, en mis acciones o comportamientos cotidianos. ¡Ojalá, haya alguien que me lo haga ver!. ¡Ojalá tenga la fortuna de advertirmelo a mi mismo!. ¡Ojalá sea lo suficientemente imparcial, mejor dicho, honesto conmigo mismo, como para poder reconocerlo! No solo reconocerlo, sino enmendarlo.

martes, 12 de agosto de 2008

Reflexiones en el hospital

Hoy he pasado toda la mañana en el hospital. He estado esperando en los pasillos para ser atendido. He sido atendido por varios médicos, enfermeros, y demás trabajadores de esos centros. Sin saber nunca cuando iba a ser recibido. Sentado, de pie, .... , . Un constante ir y venir de médicos, enfermeros, etc, recorriendo pasillos; entrando y saliendo por las puertas. Puertas que constantemente se abrían y se cerraban. De repente te toca, sin saber muy bien el porqué en ese instante. He leído varias obras de KAFKA. "EL CASTILLO"; "EL PROCESO", "LA METAMORFOSIS" y algunas obras más. Todas esas obras me han parecido mucho más lógicas y mucho más coherentes, que ver recorrer pasillos interminables a esos profesionales. Se me pasaron por la cabeza muchas referencias cinematográficas. Unas imágenes me parecían muy a lo BUÑUEL. En ocasiones me parecía una película de los hermanos MARX, y otras una película de terror. Los hospitales deben ser en unos momentos una película de los hermanos MARX y en otras ocasiones una película de terror. Pero eso si, todo muy incomprensible. Y es que algunas veces uno no comprende nada. Yo no comprendo nada. Bueno, puede que los hospitales sean lugares en los que eso puede pasar con más facilidad, que en otros recintos.

sábado, 9 de agosto de 2008

RAYAS

Con frecuencia, al trazar una raya, he quedado del lado en el que no me incluía. Bueno, creo que siempre. Ahora cuando lo hago, ya sé que voy a quedar del otro lado. En fin. Ahora me resulta simpático, pues aún sabiéndolo, alguna vez caigo en la tentación de trazar alguna. Sabiendo que inexorablemente, estaré en el lado que no quisiera. Antes, lo hacía mucho. Sabía menos. O era más inconsciente. Si, eso debe ser, era mucho más inconsciente, porque no creo que sepa muchas más cosas que antes.

PRESENTE y yo

Soy efímero, sin embargo no me siento muy atraído por lo inmediato, por lo pasajero, ni por lo instantáneo. Sé que solo se puede vivir el presente, y me dedico a ello. No obstante, el pasado me obsequia tantos alicientes, tantas sorpresas, tanto encanto, tanta magia, tanta belleza, tanta emoción, tanta intensidad, y tanto estremecimiento como el presente.

jueves, 7 de agosto de 2008

La MÚSICA y yo

Sigo con la música. Mi relación con la música. Reconozco que cuando escucho música no puedo hacer otra cosa. A veces pongo música mientras estoy haciendo otras cosas. Y con mucha frecuencia, la MÚSICA se me mete dentro de tal manera que me quedo obsorto, quieto, mudo escuchandola. Me entra tan intensa y profundamente que solo puedo escucharla. Así que o bien tengo que apagar la MÚSICA y seguir haciendo lo demás, o lo que es más placentero para mi, seguir escuchando MÚSICA y dejar todo lo demás.

lunes, 4 de agosto de 2008

INTIMIDAD

Escribo entradas en este blog como si fuera algo para mi solo, sin ser muy consciente de que está abierto a todos. Hay instantes determinados en que me parece IMPÚDICO. Hay instantes en que me parece puro exhibicionismo. Pero ni lo uno, ni lo otro me parece mal. Tampoco me parece bien. Solo lo quiero hacer y no entro en más. Soy consciente de que expongo mi intimidad. Tal vez no me preocupo mucho, porque no creo que mi intimidad pueda interesar a nadie, salvo a mi. Bueno, y quizás a ti, MARIO

domingo, 3 de agosto de 2008

LA NOCHE CROMÁTICA

El último mes de LA NOCHE CROMÁTICA. Solo queda disfrutar todos los programas que quedan. No obstante, me obstino cerrilmente en considerar un final, totalmente injustificado, y del que nadie ha dado una respuesta, ni una explicación razonable. En fin que siento mucho que JACOBO y MARIA no sigan presentes en mi vida cotidiana

viernes, 1 de agosto de 2008

PERFIDIA ~ teatro

PERFIDIA (Fábula Teatral) De Antonio Sebastián Aragón Gotarredona La acción transcurre en alguna parte moderna de este universo que tenemos. Los personajes son: Vendedor, Comprador 1, Comprador 2, Persona Encadenada, Acechante Escena sola. Mostrador perpendicular al espectador en el que se muestra una multitud de variedades del producto maravilloso y revolucionario llamado CONCOSO. Tras dicho mostrador hay una cortina y al otro lado de la cortina hay una persona encadenada y tendida sobre su espalda. Al abrirse el telón todo se ilumina y aparece el mostrador, la cortina, la persona encadenada y suena el primer movimiento de «Das Lied Von Der Erde» de G. Malher. La música aparece en primer plano a la vez que caen octavillas multicolores. Dichas octavillas dan publicidad al revolucionario producto CONCOSO. Los nombres de las firmas comerciales cuyas octavillas caen son los siguientes: ALAGRIO; PONTEYMIENTE; EL TAJO DE LA PÉRFIDA ALBIÓN; BIRRICA, y alguna que otra más que el director de escena quiera sacarse de la manga. Entra un vendedor a escena. Viste un elegantísimo traje negro y encima un delantal. Lleva un plumero en la mano y limpia el polvo al nuevo y milagroso producto llamado CONCOSO. Limpia al ritmo de la música. Coloca todo en el más perfecto orden. Ordena y arregla todo como si en ello le fuera la vida o el trabajo; casi de una forma amorosa y apasionada. Mira y remira todo; comprueba y recomprueba. Mira su reloj y se da cuenta que ya es hora de abrir el establecimiento. Se quita el delantal y sale de escena para abrir el establecimiento. Regresa enseguida y se pone al frente de su mostrador cual capitán de barco en su nave. La música termina. Entra un primer cliente muy bien vestido, chaqueta, corbata. Elegante y gallardo entra a buen paso. Vendedor: Buenos días, ¿Podría complacerle en algo?. ¿Podría ayudarle a encontrar lo que busca? El cliente no le hace mucho caso. Aunque mira al vendedor, no le responde y sigue mirando. Mira y mira la multitud de CONCOSOS que hay por doquier. Busca y rebusca con la mirada, más no encuentra. Al fin se decide a preguntar al vendedor. Lo hace con una mueca de contrariedad, un poco por timidez y otro poco por ese deje de frustración que le entra a uno por no haber podido encontrar solo lo que busca con ansias. Al vendedor se le enciende el rostro con una chispa de victoria, y otra de ver la humillación del comprador, al finalmente, haber claudicado ante él Comprador 1: Bueno, verá estaba tratando de encontrar un CONCOSO indicado y especialmente recomendado para lavadoras con programa geometral neutro de lavado, tipo X1Y375. El vendedor muestra un amplia sonrisa, grande y llena de dicha. Se agacha y busca en la parte baja posterior del mostrador; y aparece con un gesto de triunfo. Mostrando el CONCOSO de la victoria. Vendedor: Apuesto a que usted lo habrá estado buscando por todas partes este CONCOSO y no lo encontró. Eso le prueba que sólo en nosotros puede confiar. Olvídese del resto del mundo y póngase en nuestras manos. Unicamente entre nuestras manos encontrará su dicha, como únicamente ha encontrado, por fin, su anhelado CONCOSO. Comprador 1: Gracias. (con cierta pizca de malicia) ¿Y tendría el CONCOSO para el transmulacedor del automóvil PAK-A00 ? Vendedor: Por supuesto, justo ante usted. Así podrá usted, no sólo sentir la dicha de poseerlo en su casa, sino también en su coche. Se oye en primer plano un anuncio por la megafonía del local: «Con CONCOSO, la dicha en todo. CONCOSO, signo de distinción, y del placer del triunfador. Con CONCOSO, olvídese de todo. Si quiere ser la envidia de su vecino, ponga un CONCOSO en su camino. Comparta su vida con un CONCOSO y le resolverá todo. CONCOSO, la seducción» Vendedor: Incorpore esta unidad de CONCOSO a su lavadora y su ropa le hará sentir sensaciones de comenzar a vivir por primera vez. Sus esperanzas le serán renovadas. La ilusión, las ganas de vivir, resurgirá en su interior. Saldrá virgen a la vida, y su vida ya no será vida, sino dicha. Comprador 1: (Mirándolo con un deje de tristeza y desengaño) ¿Usted cree? Vendedor: Si, lo creo. ¿No conoce a nadie que lo posea? Comprador 1: Si. Vendedor: ¿Y no ha visto a esa persona feliz por su posesión? Comprador 1: Si (Su mirada empieza a brillar de ambición por esa felicidad ajena que podrá conseguir para sí mismo, a través de un CONCOSO) Vendedor: Mire, yo sólo le puedo decir, que CONCOSO extraerá de usted lo mejor de usted mismo y que basta con eso para sentirse pleno. Comprador 1: Me llevo los dos. Surge de nuevo la música en primer plano. Se trata de la misma obra. El primer movimiento de « La canción de la tierra» de Malher, «Brindis por la miseria del mundo». Con la música en primer plano podemos ver como el vendedor sigue alabando el producto y como el comprador uno va entusiasmándose cada vez más. No compra dos, sino que se lleva otros dos. Compra cuatro y se despide muy cordialmente del vendedor, como si le debiera la vida. Aparece en escena agazapada y sin que nadie la advierta una persona. Observa, espía, se oculta, escruta todo el tiempo lo que pasa. El vendedor se pone unos guantes quirúrgicos, una bata, mascarilla, y toda una serie de parafernalia para no contaminarse. Conforme se va poniendo cada una de las prendas en su mirada va apareciendo un brillo acerado y felón. La música sigue en primer plano. La persona sigue escondiéndose y acechando. El vendedor se dirige hacia la persona que está atada y le propina cuatro golpes brutales. Termina. Se despoja de todo lo que se ha colocado encima; se coloca ante su mostrador plumero en mano y sigue limpiando. Aparece en escena otra persona. El vendedor lo percibe y deja automáticamente de limpiar y esconde el plumero. Tiene una apariencia muy juvenil, la ropa, el corte de pelo, la manera de moverse, de desenvolverse, todo en general. Anda, mira, se mueve de un lado a otro mirando con interés descuidado la mercancía del establecimiento. Lo hace todo con un cierto aire tímido. La música desaparece. Vendedor: ¿Le puedo servir en algo? Comprador 2: Buscaba un CONCOSO. Vendedor: Lógico. Comprador 2: Un colega tiene uno en su equipo de música, y tiene un sonido cantidad de guapo. Vendedor: ¿Qué equipo es el suyo? Comprador 2: El Real CONSO de Burgandia. Vendedor: ¡Ah, qué bien, del mismo que yo!. Es el más guapo de todos. Comprador 2: Esta temporada está imparable, y es el que patrocina la marca de equipos de música que yo tengo. Es el LENDA BIRRICA. Vendedor: LENDA BIRRICA para que te sientas como tu estrella favorita. Comprador 2: ¿Están guapos, verdad? Vendedor: Los mejores en calidad. Comprador 2: Mi modelo es el 4X32MSK72. Vendedor: El que le permite gozar mejor. Comprador 2: He intentado acoplarle el CONCOSO de mi colega, pero no suena igual. Es menos cañero. Vendedor: Necesita CONCOSO de su modelo. Comprador 2: Me gustaría gozar tanto como mi colega. Vendedor: Este es su CONCOSO. Pruébelo y creerá que lo estrena. La persona sigue espiando agazapada, oculta, para que nadie se de cuenta. Está tramando su venganza. Comprador 2: Me llevaré tres, tengo uno en el dormitorio, otro en la cocina, y otro en el baño. Vendedor: Le felicito, es usted un ejemplo a imitar en esta sociedad. Hay que gozar en cualquier lugar, se esté donde se esté. Un buen ciudadano. Comprador 2: Tenemos el deber de hacer ver a los demás que nosotros somos tan felices como ellos. Eso es solidaridad. Consumo y gozo de cada uno. Vendedor: No sólo es un buen ciudadano, sino un ciudadano puro. Comprador 2: No tanto, no tanto. Pero a mí no me comen el coco esas sectas que dicen que todo es pecado, y que todo nocivo, sobre todo el consumo. Si lo más guapo que hay es consumir. Vendedor: Si señor, todos deberían ser así. Comprador 2: Ya se sabe «CONSUMIR ES VIVIR» Vendedor: Supongo que preferirá un continente ecológico. (El comprador 2 es atraído por la mercancía expuesta y de nuevo se pasea para contemplarla, tocarla, gozarla). En cuanto se lo prepare se lo dejo aquí. En primer plano aparece el nº 33 de la pasión según San Mateo de J. S. Bach; es el dúo para soprano y contralto con coro «So ist mein Jesus nun gefangen». La acción que se desarrolla es la siguiente. Los tres están en escena. La persona sigue ocultándose y acechando, el comprador 2 sigue mirando con gozo y delectación lo expuesto. El vendedor prepara el embalaje de los tres CONCOSOS que compra el comprador dos. El vendedor termina. El comprador recoge sus CONCOSOS y se va. El comprador se dirige hacia la persona encadenada. Se coloca el equipo y propina tres atroces golpes a la persona encadenada. Mientras tanto caen sobre la persona encadenada publicidad escrita. Se quita el equipo. Se dirige al mostrador; vuelve a sus tareas de limpieza y supervisión de la mercancía. La persona acechante aprovecha que el vendedor está de espalda, y que no hay nadie más en el establecimiento para dejarse ver un poco más. Furtiva y silenciosamente se dirige hacia el vendedor. Le proporciona un enorme patada en el culo al vendedor, y se sube sobre el estante de CONCOSOS. La música termina. En el paroxismo de la locura, la impotencia y la frustración destroza todo y grita. Acechante: ¡Mentira! Mentira todo mentira. No soy feliz. Los concosos son trampas y engaños. ¡¡Mentira!! El vendedor trata de detenerlo pero acechante lo golpea y le tira todos los concosos que puede llevarse a la mano. Acechante: ¡Quiero mi dinero!. ¡Devuélvanme mi dinero!. Todo es una trampa, un montaje. No soy feliz. Me siento cada vez más desdichado. Los concosos devoran mi vida, mi alma y mi gozo. Me vuelven cosa y corcho. Ya no puedo sentir. El vendedor trata de detenerlo. Sin embargo bastante hace con esquivar los golpes y los concosos que le son arrojados. A medida que va destruyendo los concosos la persona encadenada va recobrando vigor y fuerza. Trata de desasirse de las cadenas que la inmovilizan. El vendedor trata de protegerse. No puede. Va retrocediendo, después huyendo hasta desaparecer de la escena. Acechante: Quiero ser feliz de nuevo y sentir. Cada vez más relajada, la persona acechante va recobrando la serenidad. Vuelve a sonar el nº 33 hasta el final. Ya no queda nada por destrozar. Está cansado. La persona encadenada tras un duro forcejeo logra liberarse de las cadenas. Huye. Toda la tensión y la furia de acechante se desvanece. Le queda el cansancio. Hace mella en él. Se revuelca y se tiende sobre los despojos. Queda inmóvil y presa del sueño. Aparecen los dos compradores y el vendedor alterados, escandalizados tal vez, por la visión de semejante sacrilegio. Lo observan todo en la distancia. Se van acercando con mucha precaución. Cada uno por un sitio diferente. Acechante duerme profundamente. A una señal del vendedor los tres caen sobre él al unísono. Enloquecidos golpean los tres con saña manifiesta. Ver su vida, su gozo, su posesión más amada y preciada destruida les ha henchido el alma de venganza. La desinflan a golpes. Inmóvil y maltrecho es sacado entre los tres de escena. Miran con desolación y rabia su paraíso, su felicidad perdida. Los tres se encargan de retirar todo el material que está destrozado. Los dos compradores quedan en escena recogiendo los últimos pedazos con el escenario completamente vacío. Comprador 1: No puedo comprender como alguien puede llegar hacer una cosa así. Comprador 2: Una alimaña, eso es lo que son esos locos. Comprador 1: Nuestra dicha, nuestra felicidad y nuestro ser destruidos. Comprador 2: Locos que destruyen nuestra dicha. Comprador 1: Los CONCOSOS que son los que nos sostienen, nuestra vida. Comprador 2: Son cantidad de guapos. Comprador 1: Con CONCOSOS podemos vivir la vida de los otros, ser feliz con su felicidad. Comprador 2: Si, son superguapos. Comprador 1: Podemos ser todos igual de felices y hay quien se empeña en destruirlo todo. Comprador 2: No creo que tenga ganas de repetirlo. Comprador 1: Deberíamos haberlo entregado a la justicia ... . Comprador 2: Ha salido bien librado. La justicia hubiera sido mucho más contundente. Comprador 1: No está bien lo que hemos hecho. Comprador 2: El ha sido el que se ha mostrado violento. No hemos tenido más remedio. Comprador 1: Aún así. Comprador 2: Una paliza guapa se ha llevado en las costillas, así aprenderá. Comprador 1: Todavía no puedo dar crédito. El consumo es nuestra base, nuestra vida, nuestra dicha. La de todos. Desdichado, ¡qué crimen!. Comprador 2: Si, una alimaña, son alimañas todos ellos. Comprador 1: Quizás enfermos que quieren recrearse en su desdicha, sin querer tomar toda la felicidad que tienen al alcance de su mano. Comprador 2: Los CONCOSOS. Comprador 1: (Muy conmocionado por lo sucedido, se le saltan las lágrimas y se echa en brazos del comprador 2, que lo acoge amorosamente). Enfermos, si están enfermos. Terminan de recoger los restos que quedan. Están muy afectados por la visión de los CONCOSOS destrozados. No pueden comprender que alguien no quiera ser feliz. Está todo recogido. Todo está limpio y vacío. Desde la megafonía del local se oye el siguiente texto sobre el aria en si menor de la suite nº 3 de Bach. Voz: Un nuevo acto que nos inunda el alma de pánico y horror se ha producido en nuestro local. Un demente ha atentado contra la felicidad de todos destruyendo toda una planta de CONCOSOS. El demente ha sido reducido por el vendedor, miserablemente agredido, y dos ejemplares compradores, y por tanto ciudadanos intachables. Todos ellos han debido recibir atención psicológica. El impacto causado por la visión dantesca de la felicidad común destruida lo ha hecho necesario. Afortunadamente el orden quedará restablecido en breve y nuestra felicidad quedará restablecida. Escena sola. Escena totalmente vacía. Representa cualquier sitio clandestino. Aparece temeroso y mirando hacia todas partes acechante. No se encuentra seguro. Aparece con algo vendado. Camina como dolorido por todas partes. Acechante: No debería haber hecho eso. Debería haberme callado. Si por lo menos me hubieran devuelto el dinero. Pero sólo devuelven dinero si está defectuoso el CONCOSO . Lo probarían y se hubieran dado cuenta. Si, se hubieran dado cuenta de que no soy feliz y me hubieran detenido por escándalo público. ¡Uf, menos mal que me golpearon, y no me denunciaron! (Poco a poco aparece la persona encadenada, ya liberada, y se queda escuchando). Así no tengo que pasar por el psiquiatra y ser feliz. De esta manera ya se que no soy feliz, y que los concosos no sirven para nada. Persona encadenada: (Llora desconsoladamente) Nosotros ya lo sabíamos, lo sabíamos si. Acechante: ¿Qué es lo que sabíais? Persona encadenada: (Muy indignada, queda en silencio y le abofetea) ¿Qué que sabíamos? ¡Idiota! ¡Qué íbamos a saber!, que no podíais ser felices con esos apestosos concosos! Acechante: ¡¿Qué lo sabíais?!. Mentira, aquí nadie sabe eso. No me ves, estoy solo. Persona encadenada: (Le da otra bofetada) ¡Imbécil!. Es verdad todos los saben. Además ¿quien te ha dicho que hablo de aquí?. Yo hablo de allí (Se pone a llorar desconsoladamente) Acechante: (Al ver que llora, él lo abraza y lo consuela. Siempre con cierta prevención por si le sacude de nuevo). Realmente no sois felices allí. ¡Claro, no tenéis concosos! Persona encadenada: (Efectivamente, le da otra bofetada, pero esta vez ha sabido esquivarla. Se le ilumina la cara con una enorme sonrisa). ¡Si serás tonto!. ¿De donde te crees que sacan los concosos?. Los conforman allí. ¡Los concosos no hacen feliz a nadie, ni aquí ni allí! Acechante cae en la cuenta de la obviedad y se queda muy perplejo. La persona encadenada aprovecha para abofetearle de nuevo. Esta vez acierta de nuevo. Acechante: No sé porque me pegas. Me duele y no me gusta. Quizás lo prefiera a la desdicha que siento. Eso duele más; pero sigue sin gustarme. No lo hagas más, por favor. Además no se porque has de pegarme. Persona encadenada: ¡Pensé que aquí os gustaba eso!. Cuando vais allí a buscar concosos nos tratáis a golpes, con desprecio. Todos pensamos que aquí os tratáis todos así. Acechante: Es un alivio comprobar que allá no lo sabéis todo. Sin embargo, no se a que te refieres con lo que dices. Persona encadenada: Nosotros somos felices allí. No poseemos nada. No tenemos ese verbo. Sentimos nuestra cultura, nuestra lengua, a nosotros mismos. Y somos felices hasta que llegáis vosotros. Destruís nuestros bosques, plantas, animales, nuestra cultura, nuestra lengua, nos masacráis. Metéis toda esa dicha que veis en nosotros en concosos. Nos la arrebatáis, y la comercializáis. Nos la arrebatáis y nos os hace felices. Acechante: Eso no es posible. Nosotros no podemos ser felices. Sólo lo estamos con los concosos, pero no lo somos. Persona encadenada: No, no lo estáis. Sólo evitas no tener algo que los demás tienen. Acechante: ¡Qué éxito!. Conseguimos no serlo nosotros, y evitamos que lo seáis vosotros. (Llora amargamente) Llora, va calmándose poco a poco. Silencio. Acechante piensa. Va atando cabos. Persona encadenada: Nuestra dicha ... . Acechante lo interrumpe muy bruscamente, casi gritando agresivamente. Acechante: ¡Mentira!, está prohibido que nadie de allá venga. Tu no vienes de allá. Es una trampa. Me denunciaron. Eres un policía. Yo no quiero ser feliz así. Quiero estar vivo ... . Está muy nervioso, habla en un gran estado de agitación. La persona encadenada vuelve a abofetearle y le zarandea. Persona encadenada: Si, vengo de allá Acechante le empuja como puede, trata de defenderse, pero sus movimientos son torpes porque está muy dolorido. Al final lo consigue, y grita. Acechante: ¡Te he dicho que no me golpees nunca más!, ¡No me pongas la mano encima!. ¿Quien te has creído que eres?, ¿Qué derecho tienes?. Tan infelices somos nosotros como vosotros. Persona encadenada: Es difícil; pero he venido de allá. Cada vez que un concoso es destruido, nuestras cadenas se debilitan. Nuestra dicha regresa, el alma se fortalece por la esperanza y alguno queda libre. Se convierte en la esperanza de todos. Acechante: Entonces, porque no hay más de los vuestros aquí. Persona encadenada: Está prohibido. Además es allí donde necesitamos la esperanza. Acechante: Entonces porque estás aquí. Persona encadenada: Nuestro problema está aquí. Procede de aquí. Podemos solucionarlo aquí. Hemos de solucionarlo aquí. Acechante: ¿Cual es la solución? Persona encadenada: Personas como tú. Acechante: Todas las personas son como yo y como tú. Persona encadenada: No todas las personas están aquí hablando con nosotros. No todas las personas saben que son infelices. Acechante: ¡Claro que no están aquí!. Este es un sitio clandestino Persona encadenada: ¿Y tu por qué estás aquí? Acechante: Pareces tonto. Tengo que estar aquí hasta restablecerme, hasta estar totalmente curado. Persona encadenada: ¿Y no te puedes curar en otro sitio? Acechante: Tengo que aprovechar que no me denunciaron, para que no se note y así no tendré problemas con la justicia. Persona encadenada: ¿Y que has hecho? Acechante empieza a ponerse muy nervioso y se lo dice muy muy bajito. La persona encadenada no le puede oír. Se lo repite todavía muy bajito y continúa sin oírle, hasta que opta por decírselo al oído. Acechante empieza a llorar desconsoladamente. La persona encadenada le abraza para consolarlo. Al principio este cree que le va abofetear de nuevo y le esquiva. No obstante, al final acepta su consuelo. Acechante: (Todavía compungido y lloroso) No me has pegado, ¡qué bien!. Me gusta que no me pegues. Persona encadenada: ¿Y por qué lloras ahora? Acechante: No sólo he de quedarme aquí hasta que me cure. Creo que ya no podré volver nunca más. Persona encadenada: ¡Estás tonto! ¿Y cómo no vas a poder volver nunca más? Acechante: Tendría que comprar concosos y no sería feliz. Persona encadenada: ¿Y qué? Acechante: (Muy bajito) No se puede estar allí si no eres feliz. Ellos lo notan enseguida y entonces desapareces, o te hacen ser feliz a la fuerza. Y así no se puede ser feliz. Persona encadenada: ¿Y quienes lo notan? Acechante: Los vendedores. Si es verdad, no debes ser de aquí. No me explico como no sabes todo esto. Únicamente se puede no ser feliz, si algo malo le ocurre a los concosos. No me hagas más preguntas. Me cansa mucho. Me duele el alma y ya tengo el cuerpo demasiado herido. Si quieres saberlo todo, vete allá. Lo único que tienes que hacer para pasar desapercibido es comprar. Compra y compra una y otra vez. Sobre todo muchos concosos. Si eres muy feliz haciéndolo no tendrás ningún problema. Pasarás completamente desapercibido. Suena la suite lírica de Alban Berg. Se acuesta en el suelo muy abatido en el centro del vacío escenario y duerme. La persona encadenada se sienta a su lado en silencio, vela su sueño. Todo es muy poético. La persona encadenada poco a poco va quedándose dormida. Hasta allí llega cierto rumorcillo. Es la publicidad escrita de los concosos. Cae por todas partes. Cae sobre las dos personas que están dormidas hasta cubrirlas totalmente. Al cabo de un rato van despertándose. Lo hacen muy lentamente, como en una danza, como siguiendo el ritmo de la música. Intercambian palabras. Se ponen de pie. Cada una se marcha en sentido contrario. La música cesa. La persona encadenada se gira dirigiéndose a Acechante. Persona encadenada: No, aún no te puedes ir. Tenemos que hacer algo. Esto ni es justo, ni está bien. Acechante: Si. Hay que hacer algo. Cada uno tiene que hacer lo suyo. Nadie puede hacer lo de otro. Si hace lo del otro y no lo suyo, las cosas seguirán igual. Persona encadenada: ¿Y qué te parece si matamos a todos, y luego hacemos cada uno lo nuestro? Acechante: Suena bien. Pero es poco práctico. Nunca podríamos matar a todos. Además tendríamos que hacer su parte. Hay un problema. A mí nunca se me ha dado bien eso. No podría hacerlo ni aprenderlo. Menos que nunca hoy. Hoy he dormido libre por primera vez en mi vida. Hoy soy diferente. Todo es diferente. Persona encadenada: ¿Y porqué? Acechante: No empieces otra vez a preguntar. Me cansa. El caso es que no. Persona encadenada: Sabes que las cosas no pueden seguir así. Nos están destruyendo. No podemos esperar más, hay que actuar. Acechante: No se nada. No se que hacer, ni que quieres de mí. Se que nada es ni bueno ni justo. Me has contado lo que ocurre allí y yo te he contado como funciona esto. Entiendo la violencia que te atrapa. No tengo soluciones ni para acá, ni para allá. Me siento indefenso, e impotente ante todo, y por primera vez en mi vida sereno. No sé más. Persona encadenada: Me niego. Me niego a no hacer nada. He de hacer cualquier cosa, y me da igual que. No he llegado hasta aquí simplemente para nada. Me siento demasiado indignado como para quedarme como tu. Acechante: Buscaré la felicidad, el amor, la libertad dentro de mí. ahí estará la verdad. Esa es mi parte. Cuando la vean en mí, la buscarán en ellos. El problema quedará resuelto. Entonces ya no habrá más concosos. Ese es el único camino. Sería el definitivo. Esa es mi revolución. He de hacerlo. No puedo decirte cual es la tuya. La tienes dentro, encima, la llevas pegada. Es tuya y es lo único que te pertenece porque es uno mismo. Ven conmigo, nos ayudaremos a descubrirnos. Suena el aria de las variaciones Goldberg de J. S. Bach. La persona encadenada no responde. Permanece inmóvil. Las dos personas se miran mudas y profundamente. Se separan. Acechante sale de escena despidiéndose afectuosamente de la persona encadenada. Esta grita de rabia y de impotencia con el alma llena de venganza. Llora en soledad. Se acerca al montón de publicidad escrita. La rompe con desesperación y con un inmenso dolor. Llora y grita sin parar. Para. Se queda tendido en el suelo agotado. Acaricia los panfletos; los mima y los besa. Llama a la persona acechante. Sale corriendo en su dirección. Lo trae del brazo. Le muestra el montón de papeles. Le registra los bolsillos y extrae de él dos bolígrafos. La persona encadenada le susurra al oído algo. Los dos se ríen como niños. Se les ve escribir en el reverso de los papeles algo. Escriben y escriben sin parar uno tras otro. Cuando han escrito muchos los recogen y saltan a la sala, al patio de butacas y reparten publicidad. En todos han escrito: «Rompe las cadenas». La Música cesa y el telón cae.